Estimado ciudadano inconforme.
Es probable que hayas notado el caos que se ha desatado en la ciudad como consecuencia de las recientes elecciones. Permíteme ponerte en contexto para que reflexiones sobre las diversas situaciones que ha dejado la contienda electoral en la Perla de América.
En primer lugar, quiero señalar que, según el Censo Electoral de este año, de los casi 390,000 ciudadanos con derecho a voto, alrededor de 180,000 samarios decidieron, incluido tú, no participar en las elecciones o expresar su descontento votando en blanco.
Poniéndome en tus zapatos, y tras más de 20 días sin definir quién es el Alcalde, la lucha encarnizada por la máxima autoridad distrital solo refuerza la idea de que votar parece no cambiar nada en la ciudad. Es comprensible que pienses que, pase lo que pase, y cualquiera que gane, el distrito continuará sumido en la pobreza.
Ya conoces las actitudes del oficialismo, encabezado por Fuerza Ciudadana, donde cualquier comentario logra la reacción de sus simpatizantes usando sistemáticos ataques para defender a ultranza los tres últimos gobiernos. Pero lo cierto es que, los pésimos resultados en los aspectos críticos de la ciudad, comienzan a pasar factura por el declive de esta facción política, con un descenso de votantes en comparación con las dos últimas elecciones, sumado a fuertes críticas por presuntas irregularidades en el proceso electoral que han cuestionado la legitimidad y transparencia de la elección.
Desde la otra orilla ideológica, el movimiento político "Santa Marta sí puede" no logró los resultados esperados después de más de un año de campaña opulenta. Para ellos merece una reflexión que al final hayamos llegado seis candidatos, que sumados los votos, representamos a 25,000 ciudadanos que por diversas circunstancias y expectativas decidimos no unirnos a esa campaña.
De ambas campañas siempre cuestioné públicamente la inusitada fuerza económica a favor de los excesos y la competencia desigual, las prácticas clientelistas y una representación fiel de la politiquería tradicional. Para lograr resultados que transformen sociedades no podemos ser tolerantes con estas prácticas. Por eso, en lugar de señalar culpables por la victoria del oficialismo, es esencial comprender cómo vencer estratégicamente a una mayoría simple que hoy le alcanza para seguir enarbolando las banderas del mal cambio.
Es por ustedes, esos 180,000 inconformes, que debemos adoptar una nueva forma de hacer política en Santa Marta. Seguramente te habrás cansado de presenciar cómo algunos atacan a los oponentes de manera despiadada, se insultan y burlan con crueldad, lo que profundiza las divisiones y genera más resentimientos y odios. En esta dinámica, los únicos beneficiados son individuos desalmados e infames que aprovechan este entorno propicio para perpetuar sus mentiras y mañas, afectando negativamente a una sociedad sumisa y debilitada por el temor impuesto por el desgobierno.
Entendemos tu indignación y agotamiento, pero hay momentos en la vida en los que se nos exige un compromiso más profundo con nuestra sociedad. La actitud correcta no es apartarse o rendirse, y mucho menos negociar principios. El compromiso implica decir presente y estar dispuestos a asumir nuestra parte en la ecuación. ¿Cuál es tu papel en esto?
Los invito a estudiar cuidadosamente las opciones de las candidaturas alternativas en el futuro. Personalmente, quizás el tiempo fue limitado para dar a conocer mi campaña, pero este proceso sirvió para ser valiente y perseverante. Otro resultado podría haber sido posible si la justicia no falla a la ciudad, si las instituciones asumen su papel con responsabilidad y deciden en tiempo y forma, o si el voto útil no hubiera sido influenciado por el temor para que la fuerza naranja no siguiera con su hegemonía.
A ustedes, 180,000 inconformes, va dirigida esta carta. Son parte fundamental de la ciudad, y necesitamos su participación electoral. Debemos lealtad a Santa Marta, y eso implica un amor profundo por ella. Ayúdennos a evitar que la ciudad continúe siendo vista como violenta, que la corrupción sea la característica predominante de las autoridades, que la desigualdad y la pobreza predominen y que se siga oprimiendo al débil y necesitado.
Comprendo su inconformidad, pero los motivo a despertar. Necesitamos su presencia para lograr el verdadero renacer de la ciudad. La deuda que tenemos con Santa Marta debe saldarse a través de su participación y compromiso. Unidos, podemos construir un futuro mejor.
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