Las cuentas no dan: el Unión Magdalena necesita un milagro para no volver a la B

El Unión Magdalena agoniza en la Liga BetPlay. No es exageración; los números son lapidarios y el equipo luce condenado. Con un promedio de 0.709 en la tabla del descenso, el cuadro samario está en el fondo, lejos de Envigado (0.834) y Boyacá Chicó (1.027), y con un calendario que parece una sentencia a la B.

El presente no da lugar a ilusiones. En 11 partidos del Clausura, el ‘Ciclón’ apenas ha ganado 3 veces, empatado 2 y perdido 6, con una diferencia de gol de -7. Sus juegos recientes son la muestra clara de un equipo sin carácter, sin variantes y, peor aún, sin un norte futbolístico.

Las cuentas de la salvación

Matemáticamente, el panorama es casi una misión imposible. Con 11 puntos acumulados, el Unión necesitaría ganar al menos 7 de los 8 partidos que le restan para superar la barrera de los 30 puntos en el semestre y así mejorar su promedio en la tabla del descenso.

Pero ni esa proeza le asegura la permanencia. El conjunto samario depende también de lo que hagan rivales directos como Envigado y Chicó, que con solo un par de victorias más podrían dejar sin efecto cualquier reacción tardía del ‘Ciclón’. Dicho de otra forma, el Unión no depende de sí mismo.

Un calendario que no perdona

El camino restante no ofrece respiro; Nacional, Bucaramanga, Tolima y América aparecen como rivales con peso, además del duelo directo con Envigado en la fecha 16.

Fecha 12: vs. Nacional (local)

Fecha 13: vs. Pereira (visitante)

Fecha 14: vs. Águilas Doradas (local)

Fecha 15: vs. Bucaramanga (visitante)

Fecha 16: vs. Envigado (local)

Fecha 17: vs. Once Caldas (visitante)

Fecha 18: vs. Tolima (local)

Fecha 19: vs. América (visitante)

El eterno ascensor

Lo que pasa con el Unión no es nuevo. El club se acostumbró a vivir en el “ascensor”: sube un año, baja al siguiente, y vuelve a repetir la historia. Una dirigencia sin proyecto sólido, un plantel corto y fichajes que no marcan diferencia han llevado al equipo a este punto de quiebre.

Hoy, lo único claro es que la B no es un fantasma, es una realidad que golpea la puerta del Sierra Nevada. El Unión no solo está obligado a un milagro futbolístico de siete victorias consecutivas, sino que además necesita que Chicó y Envigado se desplomen.